CLAVEL TIME

Cuando tenía once años me ponía los mules (zapatos sin talón) pa ir a toas partes. Un día me los puse pa montarme en el kanguro de la feria con mi amiga Lucía. Nos subimos hasta siete veces seguidas. En la se gunda vuelta, uno de ellos salió volando y nunca más lo vi. Me volví a casa con el pie negro, con boletos de la tómbola pegados y con algodón de azúcar entre los dedos.

Hace poco me acordé de eso cuando fui a salir de casa en chándal y zapatillas de estar por casa, como si la calle fuese una extensión más de mi cuarto.

(2020)